¿Qué se puede hacer salvo ver películas?, se preguntaba en 1977 La Máquina de Hacer Pájaros. Cuarenta y tres años después, la canción vuelve con la potencia de una predicción. Es que el 2020 no deja demasiadas opciones más allá de los escapes de fantasía. Ni siquiera es un buen momento para los abstemios, obligados a rendir pleitesía al alcohol en gel, la estrella del momento.
Entonces, en días donde la acción pasa por la guardia de los hospitales y el encierro suma meses, ¿qué se puede hacer salvo ver películas? Si agotaste el contenido de las plataformas, sentís que ya no hay piel con el control remoto, y necesitás una excusa para salir eyectado del sillón, la respuesta está en tu auto.
Con el cierre de las salas tradicionales, la vuelta de los autocines es un hecho. Varias experiencias en el país dan cuenta de un modelo reciclado que funciona tanto para recordar romances ochentosos como para entretener a generaciones debutantes en el formato, muchas de ellas fruto de aquellos romances ochentosos. Ya no es necesario tener un DeLorean para viajar en el tiempo.

Pioneros del autocine
A principios de julio, Catamarca, San Juan y La Pampa abrieron el juego con la inauguración de varios recintos. La experiencia recién llegó al AMBA el viernes 31, cuando se inauguró el “Autocine al Río”, en Martínez, San Isidro. Ubicado en el predio del Bar Malloy’s, en Sebastián Elcano 1718, a la vera del Río de la Plata, cuenta con lugar para 60 autos y ofrece hasta cuatro funciones diarias bajo un estricto protocolo sanitario elaborado por el Municipio. La entrada cuesta $1.200 por vehículo y se consigue solo de manera anticipada por la web.
Además de las proyecciones, el Autocine al Río incluye distintas propuestas gastronómicas de la mano de su restaurante «Lelé del Río”. Hamburguesas, hot dogs, papas con cheddar, nachos y los tradicionales pochoclos dulces -verdaderos clásicos en las veladas cinéfilas- nutren un menú ideado para comer sin moverse del auto. Por ejemplo, por $600 se puede disfrutar de una French Burguer con cebolla caramelizada, queso azul, repollo blanco y pepinillos dulces, acompañada por papas y gaseosa. En tanto, café, frappuchino, smoothies y frappe conforman la oferta de bebidas calientes, con precios que van de los $140 hasta los $350.
Sin embargo, el formato no queda solo supeditado a los filmes. El sábado 29 de agosto, el escritor y comediante Hernán Casciari ofrecerá un show que será transmitido desde un autocine en su ciudad natal, Mercedes. Habrá capacidad para hasta 300 autos, con dos personas a bordo cada uno, y será exclusivo para habitantes de esa localidad bonaerense.

Autocine Canning Multiplex
Otra de las experiencias en el AMBA es la del Autocine Canning Multiplex. Situado en el estacionamiento de Las Toscas Shopping, en Ezeiza, abrió sus puertas el jueves 13 de agosto. Cuenta con una pantalla de 12×6 metros, sonido por transmisión FM (se sintoniza a través de la radio del auto), y venta de tickets online a un precio de $1.200 por vehículo.
En diálogo con Vinómanos, Nicolás Ojeda, Gerente de Marketing de Multiplex, explica: “A diferencia de otros autocines, nosotros tenemos una marca atrás. Somos la única empresa exhibidora que montó uno. Con esto probablemente hasta perdamos plata, pero vamos a hacerlo más que nada por nuestros clientes, dándoles una opción de entretenimiento seguro, por un lado, y, por otro, pensando en nuestro personal, que tiene esa angustia de no saber si se va a quedar sin laburo. Es una forma de darle una señal a la comunidad: el cine va a volver y nosotros estamos”.
Con funciones de jueves a domingo, el Autocine Canning Multiplex fue concebido para recibir hasta 200 vehículos, pero la cifra muta en relación a la demanda y a la dinámica de las proyecciones. “Pensamos en 200 autos, pero, por cómo está dispuesto el lugar y para que todo el mundo vea bien, no creo que lleguemos a más de 120. Como esto es nuevo, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Los primeros días arrancamos con una limitación de hasta 60 autos. Dijimos: ‘Por las dudas, que sea con poca gente’. Fuimos levantando la palanca. Queremos poder atender a todos y que se pueda ver bien la película. Amontonar los autos o atender mal nos podía afectar mucho”, dice Ojeda.

Por el momento, la oferta de snacks se limita a los clásicos combos de pochoclos y gaseosas, cuyos precios oscilan entre los $550 y los $950, y se realiza por WhatsApp. Sin embargo, la idea es integrar el patio de comidas y sumar platos de los distintos locales de Las Toscas Shopping para “una experiencia más completa”, en palabras de Ojeda. En este sentido, afirma que la elección de limitar la venta se debió a la logística: “Si ofreciéramos los nachos, por ejemplo, entre que los saco de la máquina y los llevo, el queso va a llegar frío. Por eso acotamos el menú. No hemos vendido una barbaridad, pero hemos vendido”.
En las próximas semanas, Multiplex planea inaugurar un autocine en el centro comercial Las Palmas del Pilar; solo resta la habilitación de la Municipalidad. “Nosotros montamos los autocines donde estamos, donde tenemos nuestros clientes y ya nos conocen. Por ahora, preferimos ir a lugares que podemos manejar, lo que no quita que el día de mañana podamos abrir en otros sitios”, resume Ojeda.

¿Capital para cuándo?
La ciudad de Buenos Aires alista sus propias plazas con varias propuestas en danza ya que, desde el lunes 24 de agosto habilitará los eventos públicos que se puedan ver desde el auto. Una de las más importantes es un emprendimiento conjunto entre FilmSuez y Atlas, que estará emplazado en el predio de La Rural, en Palermo, y tendrá capacidad para 120 autos. La hoja de ruta aún no está finalizada, pero no es un dato menor que el Gobierno porteño todavía no habilitó esa actividad. Desde La Rural dijeron a este medio que hasta la fecha no hay nada confirmado, aunque “se está trabajando”.
En la otra punta de la Capital Federal, siguiendo la traza de la avenida Juan B. Justo, gana fuerza la idea de montar un autocine en Vélez Sarsfield. Desde el club adelantaron a Vinómanos que barajan la posibilidad de hacerlo en el estacionamiento del estadio José Amalfitani, aunque no está confirmado. De todos modos, la dirigencia analiza dos ofertas y remarca que es viable hacerlo. “Las medidas del lugar se prestan”, explican desde Liniers. También existe un proyecto del legislador Roy Cortina, que plantea que la Ciudad disponga de terrenos para ubicar autocines a través del Ministerio de Cultura, teniendo en cuenta los protocolos sanitarios que exige la coyuntura.
La nueva-vieja era del cine avanza a fuerza de manchas y pegotes de comida, aceite y bebidas sobre tapizados y volantes. Si el contexto permite realizar alguna inversión osada, tal vez sea la hora de poner ese dinero ahorrado en lavaderos de autos: su futuro será brillante como mano engrasada de niño sobre luneta trasera.
Mientras tanto, la duda acerca de qué se puede hacer salvo ver películas queda zanjada con una nueva opción.