El viernes pasado se celebró el Cabernet World Day. Como día oficial, hay que decir que es una fecha bastante extra oficial, como casi todos los días mundiales de vino, excepción hecha del Malbec (como ya veremos).
El Cabernet World Day, sin embargo, tiene una curiosa explicación. Corría el año 2010 cuando Rick Bakas –un norteamericano que hoy llamaríamos influencer, pero que entonces era un twittero apasionado del vino– propuso celebrar el día del Cabernet. Para más datos, Bakas también lanzó la convocatoria para el día del Chardonnay. Pero esa es otro historia.
El asunto con el día del Cabernet es que Rick, quizás con criterio vendedor, atinó a proponerlo a principio de mes. Precisamente el 5 de septiembre, es decir, hoy. Pero como son las cosas con los calendarios, pronto los vendedores de vino y promotores del día, se dieron cuenta que era mejor solapar la celebración con el Labor Day que, en Estados Unidos, ocurre el último fin de semana de agosto, justo cuando terminan las vacaciones. Digamos, el último fin de semana largo previo al fin del verano.
Así es que el Cabernet World Day, hoy oficial aunque no hay nadie que lo certifique, es el último viernes de agosto. Y se celebra en todo el mundo con una incipiente movida de eventos y ventas.
Calendarios eran los de antes
Pero los saltos en el calendario son más regulares de lo que parece. En ese sentido, el extraordinario libro “30 de febrero y otras curiosidades sobre la medición del tiempo”, del francés Olivier Marchon, es una joyita para nerds que explica los casos más insólitos. Por ejemplo, la noche que duró diez días allá por 1582, cuando se empardaron el calendario Gregoriano y Juliano en España, o aquel fatídico 23 de abril de 1616, en que murieron Shakespeare y Cervantes, sólo que con 10 días de diferencia (por efecto de acomodo entre los calendarios entre España y el Reino Unido).
Que en el vino se muevan fechas de celebración, como con el Cabernet World Day, no debería espantar a nadie. Sin embargo, las fechas elegidas para celebrar variedades de uva merecen cierto grado de inspección.
Otros casos de celebraciones
Sin ir más lejos, agosto es un mes prolífico en festividades. El 18 de agosto pasado tocó el día mundial del Pinot Noir. ¿Quién lo impuso? No está muy claro y medio que por esta parte del mundo pasó casi desapercibido. Pero no es así en otras latitudes, donde el Pinot Noir World Day es ley. De hecho, el International Pinot Noir Celebration, que se hace coincidir más o menos bien con el día del mundial del Pinot Noir, es un evento de envergadura en Estados Unidos. En palabras del crítico de vinos del New York Times Eric Asimov, “es uno de esos raros encuentros que funciona a todo nivel”.
Lo que no aclara Asimov –porque no es su tema, claro– es por qué la fecha elegida es el 18 de agosto. Quién sabe si Rick Baka no tuvo que ver. De hecho, el 24 de abril y a propuesta nuevamente de este último, se celebra el día del Chardonnay. Al menos, ahí la propuesta coincide con la primavera en el hemisferio norte –y el comienzo de la época fuerte de consumo– mientras que en esta parte del mundo es el fin de la vendimia. ¡Bravo Rick! Esta vez la embocaste.
También en agosto, sólo que al principio, el 1 para ser precisos, tuvo lugar el Día Mundial del Albariño. Lo crearon en Cambados, el hermoso pueblo de las rías gallegas, donde para esa misma fecha hay un festival de tapas. Que el mejor vino de la zona fuera invitado, hace sentido. De modo que el Albariño también tiene su día.
Entre todas las celebraciones, sin embargo, el Malbec World Day parece la única con una explicación real: el 17 de abril fue el día en que se selló su destino con la creación de la Quinta Agronómica que, como institución, lo traería a esta patria. Aunque, bien mirado, quién sabe. Lo único cierto es que llegó y hay sobrados motivos para celebrarlo.