La cocina es un lugar para el placer pero también uno amenazante, donde los accidentes de cocina están al orden del día: hay cuchillos filosos, vasos y fuentes de vidrio, platos de loza, fuego, agua que burbujea humeante, aceite caliente que salpica. Puede haber pisos húmedos, trapos malolientes, tablas percudidas, estantes altos.

La lista de accidentes de cocina es larga, seguro se te ocurren más ítems para incluir, pero muchas veces, este espacio destinado al placer de los amantes de la comida puede convertirse en un campo de batalla sangriento y despiadado como Games of Thrones. Aquí, entonces, 10 riesgos típicos a la hora de cocinar que se pueden evitar con facilidad.

¡Crash! Tenés las manos mojadas, incluso con un poquito de detergente y se te resbaló un vaso. Las puntas filosas del vidrio están ahí amenazantes. ¡No las toques! Secá tus manos y buscá papel para envolver con cuidado los restos grandes del vaso. Si estás descalzo, antes que nada ponete zapatillas y barré lo mejor que puedas. Y si tenés aspiradora lo mejor es pasarla con detalle por todos los rincones (levante la mano quien alguna vez corrió la heladera y no encontró vidrios rotos, además de mugre, claro).

¡Zas! Los cuchillos filosos son indispensables en toda cocina. Peeero, el cuchillo no distingue entre el bife y tu dedo. Así que si vas a cortar y no tenés entrenamiento es fundamental estar en puro presente. Sí, prestá atención plena (hacé el curso de Mindfullness del barrio) y usá el cuchillo como corresponde: doblá los deditos hacia adentro cuando cortes cebollas o papas, cortá sin hacer fuerza (para eso tenés tu cuchillo afilado, sino, los accidentes de cocina de este tipo son inevitables) y calculá bien.
Accidentes de cocina¡Auch! Quemarse con aceite al freír, con el agua hirviendo de las pastas o con la tapa del horno puede ser duro, pero nos pasa seguido. No uses repasadores mojados para tomar las ollas o las fuentes, usá manoplas siempre secas, poné el mango de la sartén hacia la pared, tené preparado el colador en la pileta antes de llevar la olla con agua hirviendo. Parece obvio, ¡pero no lo hacemos!

¡Fuego, fuego! Alguna vez puede pasar que una preparación se prenda fuego en la sartén, especialmente si la receta lleva alcohol. Aquí va el consejo: nunca pongas agua sobre ella; lo más recomendable es apagar el fuego, tirarle un repasador húmedo y cuidar que el fuego se apague. No toques nada hasta constatar que el mini incendio haya pasado. Sólo así evitarás uno de los accidentes de cocina más peligrosos.

¡Púmbate! Limpiaste el piso con detergente para sacar manchas de grasa. ¡Cuidado! Te podés resbalar. Lo mejor, dejá secar el piso en la última pasada del trapo.

¡A los golpes! ¿Querés sacar el jarrito medidor del fondo de la alacena porque hoy se te ocurrió hacer un budín? ¡Ojo! Subite al banquito o a la escalera pero con cuidado. Además de caerte, que ya es bajón, si sacás mal el jarrito se te van a venir tooodas las cosas que están adelante directo a la cabeza. Otros moretones posibles: cajones o puertas abiertas, típica magulladura en mitad del muslo (izquierdo o derecho, según).

¡A brillar mi amor! No viene mal recordar que la limpieza es la norma básica para cualquier cocina. Pero cuidado: lavandina, desengrasante con amoníaco o alguno de estos puede producir intoxicaciones varias. Cuidado con los ojos, bocas y nariz. Mejor ventilá todo y nada de mezclas para darle ímpetu a los productos de limpieza.

¡Me dio una patada! Manos mojadas y electrodomésticos = electroshock. Regla básica: desenchufá la tostadora una vez que saltó la rodaja de pan. O usá pinzas de plástico o madera y disfrutá de tu desayuno en paz. Otra más universal: nunca, pero nunca, andes descalzo en la cocina; incluso una alpargata vieja te salva de este sacudón, uno entre los más frecuente entre los accidentes de cocina.

¡Explota! El microondas es genial, ponés 2, 3 minutos y comés. Pero cuidado: ¡el metal explota dentro de este aparato! Nada de latas, bols de metal o platos enlozados ni olvidarte la cuchara en el café. Lo mismo para el freezer: ni metal ni vidrio.

La contaminación cruzada es cosa seria, por eso es fundamental lavar manos y cuchillos antes de cortar cualquier cosa, no usar la misma tabla para todos los alimentos, no manipular alimentos crudos y cocidos al mismo tiempo. Todo eso puede ser excusa para que proliferen bacterias non santas para la salud. Sí, es un embole, pero lavá todo.

Listo, ahora ya sabés, para entrara la cocina no es necesario un casco, pero sí ir con cuidado.

Es periodista especializada en gastronomía desde 2006. En Vinómanos escribe sobre restaurantes, entrevista a cocineros y productores, investiga sobre productos y está en permanente contacto con los protagonistas de la escena culinaria nacional. Es editora de libros de cocina en Editorial Planeta y también colabora en distintos medios como La Nación, Forbes, eldiario.ar y Wines of Argentina, entre otros. Trabajó en la producción de Cocineros Argentinos, en la revista El Gourmet, en El Planeta Urbano y fue la editora del suplemento de cocina del diario Tiempo Argentino.