
Habrás notado que existe una amplia variedad de vasos de cerveza. Cada uno de ellos corresponde a un estilo, porque arrastran una tradición y por factores funcionales que hacen mejor tomar cierta cerveza en un vaso con cierta forma.
Pero si sos de ir a los bares en Argentina viste que el tradicional vaso de pinta, el de los pubs irlandeses ancho arriba y un poco más angosto abajo, está en retroceso frente a otro tipo de copas más curvilíneas, con formas redondeadas o de tulipa.
Eso, que se manifiesta en los vasos de cerveza, es solo la parte visible de cambios más profundos en la industria de la cerveza artesanal y en el público consumidor. Un primer tema es que, en general, la capacidad de los nuevos formatos no alcanza los 473 religiosos centímetros cúbicos de la pinta tradicional. Suelen estar en el rango de los 300 cc. Es decir que con las copas te sirven menos cerveza.
Esto permite a los bares no trasladar directamente a la tarifa publicada en sus pizarras los aumentos en el costo de producción de la cerveza. Sobre todo en los estilos más sofisticados y caros de elaborar, típicamente el amplio espectro de las IPA.
El problema es que para muchos la unidad de medida sigue siendo la pinta. Ya sea porque el bar lo anuncia o porque la gente la pide, lo cierto es que se sigue hablando de pintas cuando lo que recibe el consumidor no pinta tanto.
Los bares aceptan que la aparición de las nuevas copas forma parte de una estrategia más o menos explícita, y muy argenta, para amortiguar la inflación. Pero además, y con razón, lo relativizan. Agregan que el cambio también obedece a la sofisticación del consumo. Es más elegante servir cada cerveza en su copa. Y cada vez más los consumidores lo exigen así.
¿Por qué los vasos de cerveza son importantes?
Con la fauna de los vasos de cerveza y la cristalería en general hay un poco de marketing, es cierto, pero también lo es que en ese instante que la cerveza toca el vaso su color, aroma y sabor se modifican. Es el gran momento. Los matices ocultos se vuelven más pronunciados, los colores brillan y el inminente disfrute simplemente se convierte en una experiencia mejor y más completa.
Bueno pero ¿por qué? ¿cómo ocurre? El asunto es así: la espuma que se forma al servir una cerveza actúa como una red para muchas de las sustancias volátiles de la bebida. Los volátiles son compuestos que se evaporan y que en definitiva crean el aroma, con todo el demoledor impacto que éstos tienen en el sabor. Por ejemplo, los aceites de lúpulo y una enorme variedad de subproductos de la fermentación de las levaduras, como el propio alcohol, los ésteres afrutados, las especias y otros agregados que la cerveza pueda tener.
Hay vasos de cerveza que promueven una buena corona de espuma y mejora sensiblemente la captura de los volátiles. Y como la idea es crear distintas coronas de espuma con niveles variables de retención de volátiles, los variados estilos de cervezas deben usar diferentes estilos de cristalería. Un vaso en forma de tulipán con curvas suaves o ángulos duros retiene mejor el aroma. Las cervezas lupuladas, con un montón de aromas fuertes, se benefician con este tipo de copas.
Una mera formalidad, como lo es la presentación de la cerveza, se abraza con la más estricta de las ciencias. Por todo esto, para muchos el vaso de cerveza universal, la pinta tradicional, es también el menos útil. Lo acusan de no ofrecer muchas ventajas más allá de su volumen. Sólo sería bueno por su fortaleza para sobrevivir al trajín de un bar. Hay un poco de desmerecimiento en esta manera de ver.
Muchas cervecerías tienen un vaso especial para cada estilo. Algunas incluso tienen cristalería tan asociada con una marca que es difícil imaginar usarla para servir otra cosa.
Creo que el ritual potencia la experiencia de consumo. El hecho de que un bar te sirva la cerveza en el vaso adecuado, cuidadosamente elegido para ese estilo en particular, demuestra su interés por el servicio y el valor que le da al producto.
Por último, los vasos de cerveza no sólo se diseñan para facilitar la captura de los aromas y mejorar la nariz. Quizás lo más importante que puede hacer el vaso correcto al servicio de la cerveza es mejorar el tomado. La cristalería no hará que una cerveza mala se vuelva buena, pero te animará a que aprendas la experiencia completa del sabor. Por ejemplo, una jarra de boca ancha está hecha para cervezas de baja graduación alcohólica, mientras que un vaso de boca más angosta te obliga a sorbos más pequeños y concentrados.
¿A vos, qué tipo de vaso te gusta?