En el mundo del vino la historia es uno de los atributos más importantes. Básicamente porque son los años los que permiten moldear el estilo diferencial para los vinos, el prestigio de una marca y consolidar etiquetas en la mesa de los consumidores. Es por esto que cada aniversario se celebra con bombos y platillos y si se cuentan en décadas como lo hace Nieto Senetiner, más aún.
En nuestro país son pocas las bodegas que pueden darse el lujo de celebrar un siglo de actividad ininterrumpida. Esta elite de establecimientos centenarios está formado por nombres que significan mucho para la vitivinicultura argentina. Apellidos y marcas que dan cuenta de generaciones que nunca aflojaron y apostaron por llevar el vino argentino a lo más alto del plano mundial. Entre estos se encuentra Nieto Senetiner, bodega fundada en 1888 por un grupo de inmigrantes italianos que eligieron Vistalba, en Luján de Cuyo, para plantar su primer viñedo.
Desde entones la bodega se desarrolló en manos de diferentes familias que custodiaron y transmitieron a cada generación el secreto de la elaboración de los grandes vinos y el amor por Mendoza. En 1969 la bodega es adquirida por las familias Nieto y Senetiner, quienes ampliaron las instalaciones y dieron comienzo a una etapa de crecimiento y desarrollo de sus marcas. Ya en 1998 la bodega es adquirida por el Grupo de Negocios de Molinos Río de la Plata lo que significó la consolidación en el mercado local y una importante expansión internacional. Así, las diferentes etiquetas de Nieto Senetiner se convirtieron en referentes del vino argentino en el mundo.
A lo largo de estos 130 años, Nieto Senetiner se convirtió en sinónimo de tradición, experiencia y conocimiento del terruño mendocino y en protagonista de la evolución e innovación de la vitivinicultura argentina. Un proceso en el que mantuvieron siempre la autenticidad de sus vinos y un fuerte vínculo con el consumidor a quien acompaña en cada etapa de su vida.
Hoy la bodega cuenta con vinos en todos los segmentos del mercado con estilos para todos lo paladares: vinos cotidinos como Benjamín, otros más modernos y enfocados al público más joven, Emilia y FRAN y los clásicos Nieto Senetiner y Don Nicanor para paladares más exigentes.
Trece décadas de historia son motivo más que suficiente para lanzar una exclusiva edición de vinos. Y así lo cuenta Santiago Mayorga, actual enólogo a ccargo de los vinos de alta gama de la bodega, “tiempo atrás soñamos con el equipo enológico con una línea Aniversario 130.
Seleccionando las mejores barricas y las mejores partidas de las cepas que más nos representa y así nacieron tres ediciones limitadas: un vino y un espumante de Nieto Senetiner y un vino de Don Nicanor. Quisimos que nuestras tres líneas insignias tuvieran su edición especial en esta celebración con un claro propósito, homenajear a la bodega pero también a Luján de Cuyo”.
Recientemente lanzadas al mercado estas etiquetas son:
Nieto Senetiner Malbec 130 años (estuche con botella de 1.5 litros, $1.220 y en el clásico formato 750 ml, $370). El malbec, cepa insignia de Argentina, debía ser parte de este festejo. Este vino fue cosechado en Lujan de Cuyo, lugar donde se encuentra la bodega. Tanto la etiqueta del vino como su estuche se diseñaron con ilustraciones que simbolizan la historia de la bodega, los viñedos y toneles son protagonistas. El vino fue criado en barricas durante ocho meses con la intensión de darle protagonismo al perfil varietal y al origen.
Don Nicanor 130 años Cosecha 2015 ( botella de 750 ml, $1200, botella magnum, $ 2640 y la edición especial de 3 litros, $5500). La marca ícono de la bodega, que rinde homenaje a su fundador lanza esta co fermentación de 60% Malbec y 40% Bonarda, cepas emblemáticas para Nieto Senetiner, que se amalgaman en esta partida. Es un vino complejo y con estructura. Aromáticamente predominan las frutas maduras y secas, especias, notas de tabaco y chocolate amargo.
Nieto Senetiner Champenoise 130 años ($750, botella de 750ml con estuhe). Espumante elaborado bajo el método Champenoise con 24 meses de crianza sobre lías, a partir de uvas Pinot Noir y Malbec cosechadas en zonas altas y frescas, con suelos aluvionales de Luján de Cuyo. Se distingue por su color asalmonado, con abundantes burbujas pequeñas que demuestran su fineza y calidad.