Es un hecho: la góndola de vinos rosados florece en primavera. Cada 21 de septiembre esta categoría en ascenso le roba espacios a los tintos. Una tendencia que viene en creciendo en nuestro mercado, tanto desde el punto de vista del consumo como de la oferta.

Si bien los enólogos echan mano a todas las cepas para elaborarlos los más populares son los de Malbec, pensados desde el viñedo para brindar frescura y sencillez de paladar. Por esto mismo cada vez gustan más y se acomodan mejor en la mesa. Y en especial a los menú de días soleados y cálidos cuando la mesa del living se arma en el patio o la terraza.

Para disfrutar de estos vinos hay que tener en cuenta dos datos clave: la cosecha y la temperatura. No son vinos con capacidad de guarda, además ofrecen su mejor sabor cuando son jóvenes, por lo tanto nunca comprar rosados con mas de dos años en botella. Es decir, por estos días hay que buscar los 2015 y 2016 que ya se consiguen. En cuanto al servicio, deben llegar a la copa siempre fríos y asegurarse una frapera para mantener la botella. El rango ideal es entre 8 y 11 grados, por encima de eso puede incomodar la acidez y hasta algún tanino.

También son ideales para cócteles, desde un clásico ponche, un clericó y nuevas versiones que los combinan con frutas y aperitivos. Por lo tanto a animarse a los rosados. En el mercado podes buscar este pink team con etiquetas fáciles de hallar y amigables al bolsillo.

Nolita Rosado Malbec (2016, $80). Finca Las Moras propone este rosado de estilo moderno, algo edulcorado y muy expresivo para captar la atención de los menos fanáticos del vino. Ideal para reuniones concurridas, mediodías al lado de la parrilla o tardes calurosas con picada, quesos y tapeos.

Portillo Rosado de Malbec (2016, $90). Convertido en un clásico entre los vinos modernos, este rosado siempre cumple y gusta. Fácil de encontrar y siempre tiro del bolsillo. Este año llega con una frescura extrema que se disfruta mucho más bien frío y con piza de rúcula y muzzarela. Idela para reemplazar el chop por la copa.

Foster Pink Malbec (2015, $105). Mauricio Lorca fue de los primeros enólogos en apostar los rosados de Malbec en esta etiqueta de Bodega Foster. Es un vino intenso dentro del estilo que saben disfrutar los fanáticos de los tintos que miran con desconfianza a los rosé. Empanadas de carne, caprese o queso y cebolla le hacen justicia.

Saurus Rosé (2015, $105). Los viñedos patagónicos también son buen origen para rosados frescos y expresivos. Entre estos se destaca el de Familia Schroeder que logra siempre armonía las bandejas de sushi pero también con frituras de mar como rabas o calamerttis, platos sencillos para picar al pasar.

Aguijón de Abeja Rosado de Malbec (2015, $115). Aromas frutales profundos, tonos herbales y dejo cítrico son los descriptores que seducen de este rosado de Malbec. En boca es sabroso y tenso, un combo de atributos que lo convierte en buena opción para la hora de las achuras y provoletas.

Kaiken Rosé de Malbec (2016, $130). El arribo de Rogelio Rabino a esta bodega mendocina promete muchas novedades. Una es el nuevo estilo de este rosado que llega aligerado en color y con frescura recargada. Por esto mismo es un vino que se disfruta con pates, fiambres y quesos madurados.

Etchart Cafayate Rosado (2015, $130). Como todo vino salteño, este rosado ofrece un paladar amplio y mullido pero con buena frescura. Fiel a su origen se luce con empanadas picantonas y también con platos peruanos criollos a base de carnes y buena sazón.

Alta Vista Rosé (2015, $135). Considerada un clásico de la góndola rosada, esta etiqueta es de esas que siempre hay que tener a mano. Y mejor si es en la heladera para tenerlo a temperatura cuando caen visitas sorpresa y solo hay tiempo para un descorche con picada improvisada.

El Guardado Chic (2016, $140). Modernosa propuesta de Bodega La Guarda, tanto desde su estético como sabor. Es tenso y vibrante pero de buen paladar y sabor. Un vino para resolver fácil tapeos o picadas de media tarde al aire libre.

Carinae Rosado de Malbec (2015, $140). Revelación de la góndola de los rosados que propone un estilo versátil. Van a saberlo aprovechar los que buscan vinos expresivos y equilibrados pero con cierta complejidad. Por esto mismo es un rosado para carnes blancas como bondiola o una costillitas de cerdo con salsa agridulce.

De yapa, dos más costosos, que valen la pena. A Rosé is a Rosé a Rosé de Luigi Bosca; Hey Rosé, de Riccitelli Wines. Seguí los links y enterate por qué.

Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.