El menú de Semana Santa tiene un efecto mágico sobre los argentinos: por un momento olvidamos el ojo de bife y los chinchulines y nos antojamos de atún, lenguado o salmón blanco. Con esa gastronomía de estreno para el fin de semana largo, también se modifica la postal de la mesa y los vinos que bebemos. De jueves a sábado, en muchos hogares, los blancos ganan la escena, compañeros incondicionales de los platos con los frutos de mar y de río. Pero como no todos los blancos son iguales y en general los argentinos sabemos poco de blancos. Por eso, armamos una selección, que dividimos entre los que son para paladares clásicos, por un lado, y los que busquen innovar y sorprender a familiares e invitados, por otro.

Vinos y comidas de pascuas: esto recomendamos

Los clásicos de siempre

Para los paladares clásicos la regla es blancos con pescado. Observante de la vigilia y sus ritos, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Torrontés y Semillón serán los favoritos. Claro que no por ser conservadores da lo mismo cualquier blanco y para cualquier pescado y forma de preparación.

Empanadas de vigilia. Si la idea es arrancar con empanadas de vigilia, azucaradas por fuera y rellenas de atún, será clave un Chardonnay untuoso, con paso por barrica y refrescante a la vez, como Salentein Reserve (2104, $132) o Graffigna Centenario Reserve (2012, $90). Vinos que logran un volumen adecuado para estos bocados y funcionan también con empanada gallega o tartas.

Frituras de mar. Perfectas para picar algo antes de sentarse a la mesa, sean rabas, camarones, langostinos o pescados, hay dos cepas que ofrecen un maridaje insuperable: Torrontés y Semillón. El primero, por que su fragancia y paladar opulento contrasta los fritos, mientras que el segundo es austero y realza los bocados. En plan Torrontés, vale la pena descubrir el flamante Callia Blend de Terroirs (2014, $60), mientras que Cafayate Reserve (2014, $68) ofrece todo lo necesario. Para Semillón, en cambio, hay dos novedades 2014 que sorprenderán: Nieto Senetiner D.O.C. (2014, $125), primer blanco del país con denominación de origen; o el patagónico y jovial Miras Jovem (2013, $98).

Bacalao salado. Casi exclusivo de estas fechas, el bacalao salado es amado y odiado por igual, debido a sus platos intensos con salsa, papa, legumbres y vegetales. Contrario a lo que se cree, la carnosidad y sabor delicado del bacalao piden blancos aromáticos como Sauvignon Blanc, cuyo paladar vibrante armoniza a la perfección con el plato. Dos ejemplares ideales, son el nuevo Finca La Linda High Vines (2014, $125) y el clásico Viñas de Narváez (2014, $93), ambos con buen nervio.

Ideas innovadoras

En toda festividad, la mesa luce platos tradicionales preparados por abuelas, madres y tías. Eso no quita, sin embargo, que se pueda innovar a la hora del maridaje. Sólo hay que echar un vistazo a la creciente oferta actual. Cepas como Riesling, Albariño, Gewürztraminer y hasta algún blanco de Malbec, están ahí para renovar el paladar.

El Moscatel puede resultar un salto, pero no cuántico. Cepa que por años llenó las copas cotidianas de los argentinos, ahora ofrece una versión más high, apenas dulzón, que calza a la perfección con pescados a la plancha, frituras y empanadas de vigilia. Dos fijas en este estilo son el Durigutti Clásico Moscatel (2013, $92) y el Álamos Moscatel de Alejandría (2013, $110), ambos con dulzor justo.

En la sartén o paellera, calamares, chipirones, mejillones y langostinos demandan vinos frescos y equilibrados. El Riesling es un opción novedosa. Entre floral y frutal, le imprime sofisticación a los platos. Hay tres orígenes indispensables para esta variedad: Patagonia, la montaña y el mar, en orden, Humberto Canale Old Vines (2012, $110) sobrio y sabroso, Doña Paula Estate (2014, $140), Uco fresco e intenso, y Mar & Pampa (2014, $120), de Chapadmalal, a pasos del mar, caudaloso y exótico.

Ante cualquier objeción, sin embargo, hay un ladero histórico de paellas y cazuelas, el Albariño. Cepaje típico de Galicia, en nuestro país se consigue Las Perdices (2013, $140), con acertada expresión.

Pero quizás alguno en la mesa insista con los tintos aún cuando el menú no los demande. Gustos son gustos. Para estos paladares siempre suma un buen Pinot Noir, con carácter y frescura para los productos del mar. Ejemplos cabales son los delicados y refrescante Zorzal Terroir Único (2013, $98) y Altocedro Año Cero (2013, $150), ambos del Valle de Uco, o  el muy fresco y patagónico Sudoeste (2013, $165).
Alejandro Iglesias

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Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.