
Bodegas Bianchi acaba de lanzar su primer whiskey, nada menos que en sociedad con The Temple Bar Whiskey Company de Dublín.
La idea suena arriesgada, pero no es un salto al vacío. Más bien parece un paso lógico en una estrategia que la bodega viene caminando desde hace un tiempo: sumar categorías, buscando experiencias que conversen con su tradición sin perder de vista a un consumidor distinto.
Y como muestra de este camino, el whiskey se afinó durante tres años en barricas que antes guardaron Malbec Enzo Bianchi, el vino insignia de la casa.
El cruce de caminos: Irlanda y Mendoza
Si uno lo piensa bien, la conexión no es tan descolgada. Por un lado, un Single Malt de 18 años, con 15 en barricas de bourbon, que aporta suavidad y redondez. Por el otro, el paso por madera que alguna vez contuvo Malbec mendocino, un vino que suele asociarse con cuerpo, fruta madura y carácter.
El resultado, según cuentan desde la bodega, es un whiskey que combina lo mejor de los dos mundos: delicadeza irlandesa con intensidad argentina. O, dicho de otra manera, una especie de puente líquido entre Dublín y San Rafael.
¿Por qué un whiskey ahora?
La respuesta corta: porque el mercado lo pide. La larga: porque Bodegas Bianchi viene explorando nuevas categorías hace rato. Primero con el vermut Fasano, luego con el gin Goat, y ahora llega este whiskey en edición limitada.
El CEO, Pablo Glöggler, lo explicó con claridad: se trata de trascender fronteras, de ofrecer algo distinto que no sea solo vino y espumante. Y si miramos los números, la jugada tiene sentido.
Desde el año 2000, el consumo de whisky en Argentina creció nada menos que un 6.000%. En 2020 se vendieron más de 11 millones de litros, y dentro de esa cifra, los segmentos premium y super-premium son los que más valor generan.
En otras palabras: hay curiosidad, hay público y hay espacio para propuestas innovadoras.

Cómo es este whiskey
Ahora bien, ¿qué se puede esperar de esta edición limitada?
- Color: ámbar intenso.
- Aromas: frutas maduras, con notas de roble y especias.
- Boca: equilibrio entre la suavidad típica del whiskey irlandés y la riqueza frutal del Malbec.
- Final: largo, distintivo.
- Graduación alcohólica: 43°.
Lo interesante es que no se trata de un producto experimental en pequeña escala, sino de un lanzamiento con identidad propia. Un whiskey pensado para quienes disfrutan de la categoría y, al mismo tiempo, para los que siguen de cerca la evolución de Bodegas Bianchi.
Una edición para pocos
El dato que termina de darle peso al lanzamiento es que solo 900 botellas de 700 ml estarán disponibles. El precio sugerido es de $300.000 y se puede comprar en la tienda online de la bodega o en vinotecas seleccionadas.
La lógica detrás de esta edición limitada es clara: exclusividad. Se trata de un producto que probablemente llame la atención de coleccionistas, de fanáticos del whiskey y de consumidores que buscan probar algo distinto.
Más que un lanzamiento, una señal
Si algo queda claro con este whiskey es que Bodegas Bianchi no quiere permanecer en su zona de confort. Su historia, de casi un siglo, está vinculada al vino, pero en los últimos años viene ampliando la cancha con propuestas que van más allá.
Lo interesante es que en lugar de forzar la innovación, la hacen dialogar con su ADN: un gin con identidad local, un vermut con historia y ahora un whiskey que se cruza con su vino emblema.
Quizás ese sea el mayor aprendizaje para el consumidor: que una bodega puede diversificarse sin perder coherencia. Que puede mirar hacia Irlanda y, al mismo tiempo, seguir conectada con el Malbec mendocino.
En resumen
Este whiskey de 18 años, con sello irlandés y corazón argentino, se ofrece en una edición limitada de 900 botellas. Representa un paso más en la búsqueda de una bodega que, sin dejar de lado su tradición, elige animarse a jugar en otras ligas.
No siempre se puede contar la historia de dos países en una misma copa.