
Hay platos que abrigan más que una frazada, y la fondue de queso está entre ellos. Basta con prender la hornalla, descorchar un blanco seco y juntar a un par de incondicionales con ganas de mojar el pan en oro derretido. Porque sí: esto no es una receta, es un plan.
Receta clásica de fondue de queso (versión moitié-moitié)
Ingredientes (para 4 personas):
- 200 g de queso Gruyère
- 200 g de queso Vacherin Fribourgeois (puede ser Fontina o Emmental, si no conseguís)
- 1 diente de ajo
- 300 ml de vino blanco seco (tipo Sauvignon Blanc)
- 1 cucharadita de fécula de maíz
- 1 chorrito de kirsch (es un destilado de cereza, si no tenés no importa)
- Pimienta negra recién molida
- Nuez moscada
- 1 pan tipo baguette, cortado en cubos
- Un chorrito de limón

Opcionales para acompañar
Acá podés agregar lo que la imaginación te dicte, con una sola condición: las piezas deben tener el tamaño de tu boca. Te tiro algunas ideas: cubos de jamón (crudo o cocido); de papa, batata o zanahoria cocidas; de salchichas; de pepinos; de manzana verde; tomates cherry; brócoli al vapor; repollitos de Bruselas; cebollitas encurtidas o aceitunas rellenas (sin carozo, ¡por favor!).
Preparación paso a paso:
- Rallá o cortá en trozos pequeños ambos quesos. Reservá.
- Frotá el fondo de la cacerola (idealmente una caquelon de cerámica pero podés usar cualquier cacerola, mirá si te vas a perder de comer fondue por no tener una “fondiudera” estilo Instagram) con el diente de ajo cortado al medio. Podés dejarlo dentro si te gusta un sabor más marcado.
- Calentá el vino blanco en la olla a fuego bajo y, cuando esté caliente pero no hirviendo agregá el queso de a poco, revolviendo en forma de ocho con cuchara de madera para evitar que se pegue.
- Disolvé la fécula en el kirsch o en una cucharada de agua fría, y agregala a la mezcla una vez que el queso se haya fundido por completo. Esto ayuda a que emulsione bien.
- Condimentá con pimienta y nuez moscada.
- Llevá el fondue a la mesa sobre un calentador (puede ser una vela o mechero), mantené a temperatura suave y ¡a sumergir!

Un ritual suizo con nombre francés
La fondue (sí, con “e” al final porque en francés quiere decir “fundida”) es un invento suizo con ADN compartido: nació en las regiones francófonas de los Alpes, donde el frío aprieta y el queso abunda.
La fórmula fue pensada para darle nueva vida a esos quesos duros que empezaban a secarse en invierno. Un poco de vino, fuego suave, y voilà: un plato caliente, compartido y que reúne.
Aunque hoy es sinónimo de ocasión especial, en Suiza la fondue es casi un acto patriótico. Cada cantón tiene su variante, aunque la más popular es la moitié-moitié (mitad y mitad), con Gruyère y Vacherin Fribourgeois, que se derriten juntos en un abrazo glorioso.
¿El nombre? Simple: fondue viene del verbo fondre, fundir. Pero más allá de lo literal, la fondue derrite cosas más importantes que el queso: derrite tensiones, distancias y silencios incómodos. Es una comida que se comparte desde el mismo recipiente, donde cada bocado exige coordinación, confianza y algo de destreza.
Cuatro tips para no meter la pata (o sí)
- El pan importa: lo ideal es usar pan del día anterior, con miga firme y corteza crocante. Si está demasiado blando, se desarma; si está demasiado duro, arruina el bocado.
- El chorrito de limón: antes de servirla conviene agregarle un chorrito de limón para darle más carácter y a medida que el queso se vaya endureciendo otro poco más no le van a venir mal, todo lo contrario.
- Se cayó el pan, fuiste: en las fondue tradicionales suizas, si tu pan se pierde en el queso, te toca hacer una prenda (cantar, servir vino, lavar los platos o lo que se te ocurra; lo dejo a tu criterio).
- ¿Qué vino tomar?: Blancos secos como un Sauvignon Blanc bien filoso o un Chardonnay sin madera van genial. También algún tinto joven, frutado y con buena acidez como Pinot.

¿Y si no consigo quesos suizos?
La gracia de la fondue está en la mezcla, no tanto en la precisión. Si no conseguís Gruyere (que en realidad es fácil de encontrar) o Vacherin, podés probar combinaciones como:
- Fontina + Emmental
- Provolone suave + Queso Pategrás
- Cuartirolo estacionado + Mozzarella
Siempre que uno derrita bien y el otro tenga carácter, vas por buen camino.
¿La clave final? No esperes a una ocasión especial. La fondue de queso convierte cualquier noche fría y con amigos en un oasis. Y sí, el vino ayuda.