
El boom de la cerveza artesanal abrió la puerta a la experimentación, generando un sinfín de combinaciones, texturas, sabores y aromas. Esa avanzada empujó a la industria a renovarse y meter mano en sus recetas, para no perder el tren de un consumidor cada vez más sofisticado.
Hoy, casi una década después de la explosión en la Argentina, el círculo empieza a cerrarse. Con niveles de consumo más bajos que en años anteriores, marcas y productores aprovechan para dar un giro y volver a lo clásico: las birras livianas y refrescantes, sin grandes notas ni un amargor muy pronunciado.
Se trata de una apuesta por lo clásico, que no pierde de vista la innovación y el objetivo de un producto mejor. Te contamos quiénes, por qué y cómo te invitan a volver a las bases.
Cervezas livianas: un fenómeno global
Una de las marcas que apuesta por birras más livianas es Andes. Actualmente, luego de la Andes Fresquita, relanzó su nave insignia, Andes Origen, con una nueva receta.
En el principio, Andes Origen era una lager con un amargor marcado, que incluía un paso por madera y chips de roble. Pero los tiempos cambiaron y el mercado también.
Sol Cravello es licenciada en Tecnología de Alimentos y una de las sommeliers de birra más reconocidas del país. Trabaja para Cervecería y Maltería Quilmes y participó de la readaptación de Andes.
“El fenómeno de buscar birras más livianas y refrescantes es algo que está pasando en todo el mundo. Estuve en Chile, en Brasil, con colegas de Estados Unidos, y en todos lados hay mucho chiste interno de que todo el mundo está prefiriendo tomar una lager por sobre una cuádruple IPA”, explica.
Respecto al relanzamiento de Andes Origen, Sol comenta que la nueva receta consiste en sacarle la complejidad de la madera y bajarle el amargor, para que sea una cerveza más accesible a otros paladares.

Dice, a la par, que estos lanzamientos gustan mucho y son esperados siempre, ya que son perfiles de sabor a los que la gente está acostumbrada y familiarizada: “Vamos a eso: a darle ese placer, ese disfrute de algo conocido y algo familiar”.
No obstante, Cravello detalla que no es soplar y hacer botellas, sino que cada birra tiene su complejidad, incluso aquellas que a priori parecen simples.
“Hay una receta super pensada detrás de esas lagers, de esas doradas que son tan fáciles de tomar. Es muy importante que no sea ‘ya sabemos hacer esto, ya está’. Sí, sabemos, pero hay un trabajo de diferenciación super importante”, define.
Paralelamente, Andes también se alista para lanzar Andes Oro, una variedad que promete ser incluso más refrescante y ligera que Andes Origen. Cuenta con notas de malta Pilsen y maíz y está hecha con lúpulo nugget, que le aporta notas aromáticas y un ligero amargor.
Por último, Sol dice que esto no significa el fin de otras variedades con mayor complejidad: “Hay gente -yo incluida- que sigue disfrutando de cervezas con otra intensidad, con otro sabor. No es que eso murió: existe. La gente que tal vez no tenía esa devoción o que no se metió tanto en ese tema está volviendo a lo más cómodo, a lo más fácil de tomar y a lo más conocido”.

Una demanda del consumidor
Patagonia se convirtió en un clásico entre el público cervecero local. Por estos días, la marca lanzó Patagonia Lager del Sur, una cerveza suave y de gran tomabilidad.
Joaquín Esandi, director de Marketing de Patagonia, cuenta que tanto en su Cervecería ubicada en Circuito Chico, Bariloche, como en los Refugios de todo el país, muchos consumidores les pedían una cerveza liviana, más simple y suave.
El equipo de la compañía identificó que el público comenzó a volver a lo simple. “Por esta razón, decidimos elaborar Lager del Sur, una variedad bien liviana. Nos gusta decir que es suave como tantas, pero rica como Patagonia, porque no es cualquier Lager, es una Lager elaborada con la calidad que caracteriza a la marca”, amplía.
Esandi remarca que la elaboración de la nueva Lager del Sur fue un proceso largo y minucioso. En este caso, Patagonia utilizó el nuevo lúpulo Gaucho, que nació en el centro de experimentación de la Chacra de Fernández Oro y es el resultado del cruce de diferentes variedades de lúpulo.
“Es la variedad más liviana de la marca, una opción ideal para los que disfrutan de cervezas suaves y livianas, sin resignar la calidad”, comenta.
Al igual que las variedades fijas de Patagonia, como 24,7, Amber Lager, Vera IPA y Weisse, Lager del Sur se comercializa en lata de 473 cc, en botellas de 730 cc y tirada en los Refugios de Cerveza Patagonia.

Vuelta a lo clásico
El segmento artesanal no se queda atrás. Astor es una de las cervecerías argentinas más premiadas. Su fundador y responsable es Luca Fernández Chinigo. En diálogo con Vinómanos, analiza: “Lo que tienen de bueno las Lagers es que no son tan snob. Si bien yo las snobizo mucho a las birras, es una cerveza más para dejar de pensar en ella y darle más importancia al contexto. Tomarte una birra mientras charlás con amistades”.
Durante su carrera, Luca recorrió algunos de los países más importantes en la historia de la birra, buscando descubrir sus secretos. “En República Checa, me recibió un argentino que me hizo un tour. Fuimos a cervecerías raras, nuevas y viejas. ‘¿Te gusta la Pilsen al final?’, me preguntó. ‘La verdad es que no me dice nada’, le contesté. Y él me respondió: ‘Te acabás de tomar cinco chops en 20 minutos’. Ahí me hizo un click”, recordó.
A partir de entonces, uno de sus nortes fueron las lagers europeas, que tienen un tiempo de fermentación un poco más largo: “Son fermentaciones muy, muy prolijas. Terminan teniendo una tomabilidad zarpada. El problema es que no se puede tardar más de dos, dos meses y medio para sacar un lote”.
Si bien destaca que Astor busca diferentes escuelas cerveceras, admite que hoy, como consecuencia de la crisis, le sobra capacidad ociosa, por lo que puede dedicarse a hacer las lagers que le gustan.
“Nunca me hubiera subido a la ola si no las hacía de la forma en que me gusta, con fermentaciones adecuadas, a muy baja temperatura. La fermentamos a seis, ocho grados, y la industria lo hace a los 15”, detalla.
En la actualidad, la firma tiene en el mercado la “Pilsen Tolosa Světlý Ležák”, que en checo significa “rubia lager”. Aunque anteriormente la elaboraba solo una vez por año, durante la temporada baja, en 2024 Luca hizo seis lotes, incluso con fermentaciones de tres meses.
También en el segmento artesanal, la cervecería Portlander pateó el tablero y salió a disputar el mercado de las lager con su birra San Martín, que se comercializa en lata de 710 CC.
Su creador, Manuel López, no cree que haya un boom de las espumosas más suaves, sino que considera que lograron sostenerse en el tiempo y ahora son otros los estilos que se están desinflando.
“Sí hubo un boom de Ale, que se está apagando. No es un revival, sino que se sostiene la cerveza de siempre. Es, más bien, una pérdida de interés de la cerveza más explorativa. La gente se cansó un poco de la IPA, la APA, la EPA, y quiere una birra clásica, como la de antes, la de siempre. Ahí está la oportunidad de la lager. Es piletera, es suavecita, está bien lograda y no es tanto más cara que una industrial”, detalla.
Para graficarlo, López ilustra con un ejemplo propio: “Fui a un evento en un club. Éramos 80 personas. Yo llevé una chopera con APA y había porroncitos de Heineken. Casi todos elegían los porroncitos. Hay una preferencia histórica y clásica de una buena lager por sobre una ALE más aromática, más lupulada”.
Manuel evalúa que una buena lager tiene que invitar a tomar una detrás de la otra, sin ningún perjuicio a la salud. “Que no te parta el bocho”, dice. No obstante, como sus colegas, aclara que no es fácil elaborarla: “Si no sos muy técnico y muy efectivo, la cerveza simple no te deja ocultar los errores. Con lúpulo tapás todo”.
Concretamente, con su birra San Martín buscó crear una cerveza ligera y un producto popular, para comercializar en el partido que le dio su nombre a la lata.
“Es la birra de todos los días, pero hecha localmente por PyMEs y vecinos, para los vecinos, con una propuesta de valor. Un producto accesible”, asegura.