¿Es cierto que preparamos un budín de banana si no le sacamos una foto, la subimos a Instagram y le mostramos nuestra belleza al mundo? ¿Sucedió si no hay registro? Sin alentar obsesiones, sino para contribuir al empeño en la cocina, aquí te ofrecemos los trucos más grosos de los especialistas para mejorar las fotos de Instagram. Palabras de expertos que hacen que las comidas se vean sabrosas, apetecibles y muestren la habilidad de quien hizo el trabajo.
Cuando publicamos fotos de comida corremos el riesgo de que nuestro feed comience a parecerse a las cartas de algunos lugares que, además de la información sobre los platos que sirven, incluyen una serie de imágenes plastificadas que ahuyentan más que tientan al paladar.
Demasiada edición, filtros saturados, exceso de objetos en el plano, luz de flash e ingredientes que parecen de plástico son los indicios que ponen en evidencia la necesidad de pensar en estrategias artísticas. Mejorar las fotos de instagram hoy es una prioridad.
Para eso consultamos a expertas en la actividad, tres foodstylers que se ocupan de que un plato no solo sea delicioso en el paladar sino también en imágenes que tienen el imperativo de despertar todos los sentidos: el de la vista, claro, pero también el del olfato, el del tacto y, sobre todo, el gustativo, tal como lo definían en la escuela. Ellas te tiran la posta sobre cómo mejorar las fotos de Instagram.
La luz
Es unánime: la luz natural es la clave de una buena foto gastronómica. Incluso antes de elegir el plato, debemos identificar un espacio que ofrezca una buena dosis de luz natural. Tanto es así que Dolores Braga Menéndez, foodstyler y creadora de recetas, asegura que más allá de apuros y relojes “el momento ideal para tomar fotos de un plato es cuando la luz natural es la mejor”.
Un espacio junto a una ventana donde el sol ilumine de manera indirecta es el primer paso para lograr buenos resultados. “La elección del lugar es la prioridad uno. Si el sol está demasiado fuerte, se puede tamizar con una gasa”, señala Sofía di Nunzio, directora de arte.
Los planos
En automático, solemos pensar que el ángulo ideal es el cenital, el más visto y seguro. Si elegimos esta opción es importante pararnos en una silla, comprobar el encuadre adecuado y disparar a vuelo de pájaro. Sin embargo, no todos los platos se lucen bien desde arriba.
“También se pueden usar los planos picados y frontales. Una hamburguesa, por ejemplo, se toma frontal porque cenital solo muestra el pan. El picado es a mitad de camino entre los dos anteriores. Lo mismo sucede en el caso de una torta donde, quizás, lo más interesante sea ver las capas”, explica Pía Fendrik, cocinera y foodstyler.
Armar una toma implica varias decisiones anteriores al momento concreto de sacar las fotos. En este sentido, Braga Menéndez aconseja determinar el ángulo de la imagen antes de emplatar para componer de acuerdo con esa mirada. Sobre el plano cenital dice que “no siempre es el mejor, pero sí el más sencillo porque solo se necesita un fondo de base”.
La utilería
La comida no puede esperar. Todo debe estar elegido de antemano para mejorar las fotos de Instagram. “Los platos calientes, como la lasagna o el pastel de papas, deben estar tibios para evitar que al cortarlos se desmoronen. Tampoco esperar a que estén fríos porque lucen menos sabrosos. En el caso de lo frío, lo mejor es que esté recién hecho y fresco”, advierte Braga Menéndez.
Vajilla, servilletas, condimentos, adornos de mesa, manteles, flores y hasta ingredientes de la receta –todo limpio, sin manchas ni polvo- pueden hacer más interesante la imagen. Los fondos y las bases son clave. “Se pueden armar con maderas, telas, cartulinas.
Lo importante es que sean coherentes con el plato que vamos a fotografiar y que lo realcen”, señala Fendrik. “Los colores neutros y las superficies impecables aseguran un mínimo margen de error. La máxima que dice que menos es más también aplica en la fotografía culinaria”, dice Braga Menéndez.
La mejor elección de vajilla será una en tonos claros y sin adornos. Fendrik asegura que “las superficies lisas son ideales porque no interfieren con la comida. Por eso también el encuadre debe estar focalizado en el plato: no nos interesa el entorno”.
La composición
Se puede aplicar la regla de los tercios sobre el plato. Se trata de dividir la imagen en nueve partes y de utilizar los cuatro puntos de intersección como indicadores de dónde deben colocarse los alimentos más importantes. “Otra variable es el estilo determinado por el tipo de receta, por los accesorios que la acompañarán y por la paleta de color dominante”, explica Di Nunzio.
Tres consejos breves para mejorar las fotos de Instagram
Hacer secuencias completas
“Para asegurarnos una buena foto hay que sacar muchas. Conviene tomar imágenes de la secuencia completa del diseño del plato para poder identificar qué puede modificarse y quedar mejor. Con la comida es igual. Y otra clave es no avanzar hasta estar seguros de tener una buena foto de cada etapa: desde la receta hasta ver el resultado final y tenerlo también cortado en porciones”, asegura Braga Menéndez.
Distinguir las comidas fotogénicas
Fendrik sugiere colocar los ingredientes frescos justo antes de comenzar a hacer las fotos: “Las hojas verdes, las frutas y las verduras se traen al final para que luzcan mejor. Lo cierto es que la pastelería es más fotogénica que los platos salados porque se deteriora menos y no sufre tanto como lo caliente”.
Editar
Para mejorar las fotos de Instagram, la idea es equilibrar el color, el brillo y el contraste. También se pueden corregir algunos errores de iluminación. “Ninguna foto está terminada si no está editada. Suelo usar dos aplicaciones: Lightroom y Snapseed”, aconseja finalmente Di Nunzio.
Ponete el delantal, buscá todos los ingredientes y andá pensando dónde y cómo vas a cocinar tu producción fotográfica. Y tu plato, claro.