
El ron es el destilado favorito de las playas caribeñas, donde los días se hidratan con daiquiris y mojitos, pero al mismo tiempo se lo puede disfrutar solo, acompañado –o no– de un buen puro o habano. Es que si algo destaca a esta bebida espirituosa es su versatilidad.
Claro que, como sucede con otras spirits, el término ron es un gran paraguas, ya que, si bien define ciertos parámetros, hay una infinidad de estilos que varían en complejidad, notas aromáticas, color y un largo etcétera.
Dime de dónde eres
El ron transporta al Caribe, pero no es un producto exclusivo de esa zona geográfica, de hecho se elabora en todo el mundo, desde la India hasta Francia. Al no haber reglas específicas en cuanto al método de destilación o añejamiento, la categoría “ron” se ve en botellas de todos los orígenes, luego cada país define parámetros propios para que el producto lleve Denominación de Origen Controlada (D.O.C).
“Un ejemplo de D.O.C es la venezolana, que exige como mínimo dos años de añejamiento, solo materia prima nacional, grado alcohólico entre 40° y 50° y crianza en barricas de roble americano, entre otras pautas”, explica el ronmelier Daniel González, uno de los organizadores de Código Ron, un ciclo de catas y degustaciones de esta bebida.
Esas diferencias en los códigos de elaboración se trasladan al paladar, “cada país tiene un perfil determinado en sus rones, más dulces, otros más astringente, otros de carácter más frutal”, agrega el experto.
Cuando la vejez te sienta bien
En el universo del ron hay un río divisor de aguas: el añejamiento, un proceso que marca mucha diferencia. Los rones más populares son los transparentes, el llamado ron blanco, que no tiene paso por barrica –o si lo tiene es muy breve– y va directo del alambique a la botella; es muy usado en coctelería.
Los que se añejan más tiempo usan denominaciones como extra añejo, premium y ultra premium; uno de los más famosos es Zacapa 23, un blend de rones de 6 a 23 años.
“Los rones de alta gama son ricos en complejidad, de color elegante, buen cuerpo, muy aterciopelados y untuosos”, cuenta González.
En ese caso, se recomienda beberlos solos, con o sin hielo, depende de la temporada del año y del gusto de cada uno. Si es en copa balón y se desea acompañarlo con un chocolate, puro o habano, mucho mejor.
El ron en casa
Quizás tenés alguna botella de ron que acumula polvo hace años o querés comprar uno y no sabes cuál elegir. Para cócteles como el Daiquiri, el Cuba libre y el Mojito un ron blanco va bien.
También se pueden reversionar algunos clásicos a base de otras bebidas, como el Old Fashioned, que lleva bourbon, o el Pisco Sour, cuya base alcohólica es el pisco, y sustituirlas por ron; en ese caso se recomienda elegir rones con algún grado de añejamiento.
Para algo más simple, mezclá el ron con hielo y algún mixer, como una ginger Ale y listo. También valen el agua de coco (se vende en el Barrio Chino y algunas dietéticas) o soda y una rodaja de lima –casi un Mojito, pero sin el dulzor del syrup–.
“Para empezar recomiendo un ron joven en cócteles o tragos. Después se puede ir escalando en rones más añejos y complejos. En esos casos de rones de alta gama, la experiencia se mejora de forma notable si se lo acompaña de un buen tabaco”, concluye González.