La bodega mendocina Ruca Malen está en pleno movimiento y acaba de anunciar algunos cambio que impactará para mejor entre sus fanas, mientras que abren nuevas puertas a otros consumidores.
El cambio de rumbo se debe a una razón muy simple: desde que la bodega fue establecida a fines de la década de 1990 por un emprendedor de 75 años y espíritu joven, Jean Pierre Thibaud, la casa apuntó a elaborar vinos de perfil clásico. Ahora, de la mano de los nuevos propietarios –Grupo Molinos SA– el espíritu pionero y experimentado que le dio fama, sigue vigente pero con nuevos desafíos.
El primero de ellos es la consolidación de la línea Ruca Malen como corazón de la bodega. Para ello, discontinúan la marca Yauquén y establecen un nuevo criterio de Ruca Malen varietal y reserva.
En ese plan, tres son los vinos que recomendamos probar:
Ruca Malen Extra Brut ($235).
Corte de Pinot Noir, Chardonnay y Semillón, este espumoso ofrece fruta evidente, con un perfil cítrico y de fruta roja, fresco y con buen sabor levadural al final del paladar. Elegante, es una perfecta opción para aperitivo y brindis.
Ruca Malen Malbec 2016 ($330).
Destinado a ser el corazón de la bodega, este Malbec combina uva de Uco y Luján de Cuyo. La vendimia 2016 está en su punto ideal. Bien frutado, con recuerdo de ciruela y guinda, al paladar es pura frescura sabrosa y delicada. Perfecto para darse un gusto entre semana o ponerle sabor a una comida especial.
Ruca Malen Reserva 2013 ($390).
Es el flamante vino de la casa. Si antes se llamaba Reserva de Bodega ahora, con un corte más modero, pasa a llamarse Ruca Malbec Reserva a secas. Y lo compone una base de Malbec, Cabernet Sauvignon y una pizca de Petit Verdot. Complejo, de expresión aromática frutal, negra y roja, y con buena expresión mentolada. Llena el paladar con buen cuerpo y paso jugoso. Ideal para sorprender.
