Como todos los febreros, días antes de que llegue el 14, el mundo debate qué hacer con los festejos. Si estar a favor o en contra. Y ahí tenemos a fanáticos y detractores, que se esmeran por esgrimir las razones más válidas para sostener su postura.

Lo cierto es que nadie sabe mejor sobre el amor que quién lo experimenta y lejos está de necesitar que alguien le diga cuándo celebrar. Aunque no por eso, se va a perder la oportunidad de beber el mejor vino para esa ocasión. Entonces, en vez de centrar la atención en el santo se nos ocurrió ver cómo a cada personalidad le pega San Valentín y que vino debe descorchar en el día del amor.

El/la oportunista
 Para este personaje cualquier excusa le viene bien para lograr un acercamiento carnal. Es el famoso “enamorado del amor”  y busca todos los elementos para producir su película. Sostiene que el amor es eterno mientras dura y tiene un gusto muy flexible y alternante.

Suele prestarle atención a los detalles y está pendiente de las reacciones del objeto a seducir. Porque para él lo importante es la unión con la otra persona. No importa lo que dure. Está convencido que esa noche encontró su media naranja, aunque no haya probado aún su jugo.

Él le va a dedicar más tiempo a su estrategia de seducción que a elegir qué vino descorchar y por eso irá a lo seguro, un vino versátil, cool y que guste como Chandon Delice ($110) que bien puede beberse solo o como cocktail customizado al paladar.

El/la creyente
Si existe el día del arquero, cómo no va a existir el día de los enamorados; sostienen este tipo de personas. Para ellas, el amor merece celebrarse. Claro que no con cualquiera, sino con quien corresponda.

No hay año que no ocupe su tiempo en los preparativos. Se rinden ante la “buena prensa” del estar enamoradas. Para este tipo de gente el brindis requiere de un análisis meticuloso. Buscan botellas ideales y reconocidas como Rosell Boher Brut ($290), cuyas burbujas y sofisticación ya son un clásico a la hora de las celebraciones.

El/la fanático religioso:
Le gusta tanto festejarlo que hasta se desviven por remediar la ausencia del mundo. Hablan de lo maravilloso que es estar enamorado y ven a quienes no gozan de su mismo estado como amputados. Disfruta celebrar San Valentín organizando una comida e invitan a sus últimas amistades solteras a ver si de una vez se unen a su club. Para estos fundamentalistas existe un vino que los representa y encima les facilitará la misión, hablamos del las burbujas de Celestina Malbec Rosé ($190) de los hermanos Reginato. Espumoso del Valle de Uco, sabroso y frutado, ideal para el aperitivo o una sobremesa con postre.

El/la culposa:
No cree mucho en San Valentín pero a medida que se acerca la fecha le da “no sé qué” no festejarlo. Comienza a cuestionarse si lo que realmente siente es amor o rutina. Como es lógico se angustia y para salir de esa situación compra regalos increíbles y reserva mesa en el restaurant de moda.

Para este brindis, lo que importa es destacarse, algo que sin dudas se logra con una botella de Lindaflor Malbec, (2009, $350), el refinado tinto de culto de Marcelo Pelleriti.

El/la original:
A estas personas, si bien el amor merece un brindis, les parece absurdo que se establezca un día para celebrarlo. Para ellos, el amor es algo muy personal y son capaces de festejarlo el 13 de febrero o el 14 de julio con tal de no seguir a la masa. Son los que sostienen, con el dedo en alto, que el amor habría que celebrarlo todos los días. A la hora del descorche sin dudas buscarán un vino singular y poco frecuente, como Amor Seco (2012, $240), novedoso Merlot de Bodega Chacra de estilo delgado y tenso.

El/la narcisista:
A esta gente las asalta el asombro cuando se ven todos los días en el espejo. Piensan que son necesarios para este mundo, se sienten ocurrentes y divertidos y no necesitan de nadie que se lo confirme. Les parece genial que se celebre San Valentín porque es el momento de expresar lo enamorado que están de si mismos. Ellos, encuentran la excusa perfecta para comprar esa botella que anhelaban y brindar solos a su salud. Y para ellos hay vinos, etiquetas que cuesta compartir y bien pueden disfrutarse en la intimidad, por ejemplo, Gala 4, (2012, $300) el refinado Malbec/Cabernet Franc de Luigi Bosca.
Sin importar cómo te tomes San Valentín, siempre es bueno invitar a brindar a alguien que nos gusta. Para eso creamos la sección “Vino para citas” en donde vas a encontrar una a tu medida.

Emiliano Rodríguez Egaña

Es el mejor cocinero del mundo para los que tenemos el gusto de sentarnos a su mesa. Capaz de cruzar la ciudad por unas ostras o de sudar la gota gorda frente a un caldero durante horas, para el resto de los mortales es un estratega de la comunicación digital, el marketing de contenidos y otros tantos menesteres. Trabaja desde hace más de 18 años en medios digitales. Es el responsable de que no fallen los códigos de Vinómanos (plataforma que fundó en 2013), donde también escribe sobre su pasiones como la cocina, las bebidas, los viajes y la sobremesa.