Como todo personaje mediático, sabemos mucho de Guillermo “Fierita” Catalano y al mismo tiempo sabemos poco y nada. Sabemos que es hincha a muerte de Banfield y lo vimos delante de las cámaras de VideoMatch, en Sin Codificar y los más memoriosos lo tendrán de sus primeras apariciones en Atorrantes, programa del que fue productor y en el que hizo sus primeras armas en la TV. Sin embargo, Fierita es hoy el rostro y la voz de las nuevas tecnoclogías en Perros de la Calle y en Telefé, donde se despacha sobre aplicaciones para celulares de todo tipo y pelaje, además de llevar adelante el sitio Fielinks.com, una suerte de Taringa desde donde descargar los más variopintos contenidos de Internet.
En su vida quiso ser mago y luego publicista, dos oficios en los que sospecha no haber sido tan bueno, aunque su carácter atrevido le permitió abrirse un camino como notero de TV. Y así, para cargarla le firmó su propio autógrafo a una Britney Spears desencajada frente a un desconocido, y le pidió a Kim Basinger que le diera una frutilla en la boca (como una de las más ratoneras escenas de Nueve Semanas y Media). Con todo Fierita es un apasionado del vino. Pasión que nació de la forma más insólita a fines de los noventa, cuando Pipo Cipolatti lo citó para una nota en una feria de vinos. Con ustedes, Guillermo Catalano, el mago de la tevé convertido en bebedor vinos como por arte de magia.
¿Es verdad que Pipo Cipollati te convirtió en bebedor de vinos?
-No fue tan así, sino más bien de casualidad. Un día tenía que hacerle una nota para Atorrantes y me citó en una feria de vinos. Hasta ese momento, a mis 24 años, había sido casi abstemio. Pero ese día terminé probando algunas copas que me encantaron y me di cuenta que sólo había tomado malos vinos en mi vida. Imaginate cómo habrá sido mi primer amor con el vino, que había quedado en encontrarme con mi mujer después de la nota, y como ella sabía que ese día tenía turno con el dentista, me preguntó enojada: “¿fuiste con ese olor a alcohol?” La respuesta, sentado en el cordón de la vereda de la puerta del consultorio fue una carcajada.
Entonces llegaste al vino por laburo.
-Con el tiempo me di cuenta que hay una relación directa entre mi trabajo y el vino: en las reuniones de producción que solemos hacer en casa siempre hay asado y unas lindas botellas. En parte porque trabajo con gente que, además de la relación laboral, también aprecio y es una forma de compartir.
Pero no es todos los días, imagino. ¿Cuándo te gusta abrir una botella?
-Durante la semana no suelo tomar nada. Pero durante el fin de semana tengo más tiempo y siempre en el marco de alguna comida descorcho cosas que me gustan. Vienen amigos y ahí sí, sentados a la mesa, nos damos algún gusto. Me copa la situación que genera el vino: reunirse a conversar y compartir, es algo que no pasa con otras bebidas de la misma manera.
Claro. ¿Algún vino que te haya dejado un recuerdo inolvidable?
-(Sin dudar) El Enemigo Malbec. Lo probé un día, me encantó y tiempo después conocí a Alejandro Vigil, su creador. Cuando me contó cómo hacía el vino me gustó más aún. Sobre todo por la historia del nombre. ¿Sabías que El Enemigo es el primer hijo? El tipo empezó a hacer el vino cuando su mujer estaba embarazada y, en un homenaje bastante curioso a su hijo Vigil le puso El Enemigo. Interesante.
¿Y alguno que no hayas probado y desees?
-Me gustaría probar algo más de vinos del mundo, como los oportos de los que me enamoré en un viaje que hice. Hay todo un mundo para probar, no es fácil decidirse por uno sólo. Aunque si me apurás, te digo el Gran Enemigo Malbec, que no probé aún.
¿Qué tenés en cuenta a la hora de elegir un vino?
-Lo primero que veo es el precio, para mi es un factor determinante. Pero tiene que ver con lo hábitos de consumo. A lo mejor puedo invertir más en un ron añejo que es una bebida que me gusta mucho. Pero además del precio, hoy quiero saber más de la bodega y siempre miro con cariño los pequeños productores que no hacen vinos a otra escala. Otra cosa que me engancha es la historia que hay detrás de una botella. Conocer el backstage hace que le preste atención al vino.
¿Sos de regalar vino? ¿Cómo lo decidís?
-A veces. Pero no soy de los que regalan una marca para decir “mirá el vino que te regalé”. Por el contrario, suelo elegir algo un poco raro o de alguna bodega boutique para ampliar el paladar o sorprenderlo. Eso sí, lo regalo con una condición: que lo tomemos juntos.
¿Con quién te tomarías un vino?
-Con Diego Maradona. El vino es algo que no se puede tomar en movimiento. Está pensado para disfrutar tranquilo. En este caso, me encantaría sentarme a la mesa con Diego y que él llenara nuestras copas con miles de anécdotas que seguro tiene.
¿Y con quién nunca compartirías una botella?
-Con Julio Cobos, tengo la sensación que me cambiaría el vino ni bien me distrajese y me dejaría uno de peor calidad.
¿Preferís alguna cepa en especial o te gustan más los vinos de corte?
-Valoro mucho a los que hacen Blends, me parece un trabajo como artesanal, como si fuera un alquimista. Pero también me gusta Syrah y Malbec como varietales.
¿Tinto, blanco, rosado?
-En general prefiero tinto. Aunque puedo tomar un rosado (si la temperatura ayuda) y si es blanco prefiero los cosechas tardía. Me incomodan los blancos con mucha acidez.
¿Joven o añejo?
-No sé si es por desconocimiento pero no soy de lo que se mueren por un tinto añejado. A lo mejor si conociera más. Claramente hoy me quedo con la fruta y frescura de la juventud de un vino.
Emiliano Rodríguez Egaña
