Durante muchos años, las coquetas avenidas cercanas a la plaza Francia fueron la postal más distinguida de Buenos Aires. Cafés señoriales y restaurantes con alcurnia marcaban las tendencias del lujo y del buen gusto. La sobremesa era un rito social y era importante ir y ser visto.
Hoy, el barrio sigue resguardando ese espíritu de clase, con propuestas bien definidas (aunque algo corridas del corazón turístico que bordea el cementerio), como Aramburu, Roux o Sottovoce: cada una con su estilo.
Con el tiempo, algunos íconos bajaron la persiana —como el recordado La Bourgogne, en el Alvear Palace Hotel— y el área se inclinó más hacia lo residencial que hacia la movida gastronómica.
Sin embargo, algo está volviendo a encenderse. Al menos esa es la intención detrás de Presencia, el proyecto de dos hermanos holandeses que retoma la tradición porteña de la buena mesa, aggiornada con una mirada actual y las técnicas de la cocina francesa que nunca pasan de moda.

Diseño y servicio
El emprendimiento pertenece a Nicolás y Bente Houweling, quienes llegaron a Buenos Aires atraídos por “la escala humana” de la ciudad y encontraron en Recoleta un barrio con historia, arquitectura y ritmo cultural propios.
Convencidos de que había espacio para ofrecer una nueva gastronomía clásica, sofisticada y al mismo tiempo cálida, crearon Presencia en el primer piso de un edificio en Montevideo y Alvear, frente a la Nunciatura de Buenos Aires.
La esquina llevaba 12 años cerrada antes de que la tomaran los Houweling. “Había mucho misterio sobre qué había sido este lugar. Escuché cientos de historias. Pero lo importante para nosotros fue partir de cero. Era una obra cruda. Tuvimos la oportunidad de diseñarlo entero, de imaginar qué significaba comer acá”, dice Nicolás.
Mientras avanzaba la obra, a cargo del estudio Chape Gayo, que desarrolló un proyecto que equilibra notas refinadas, una esencia contemporánea y mucho confort, Nicolás hacía relaciones públicas con los vecinos que pasaban por la puerta. Un año después, cuando abrió, todos lo conocían y querían disfrutar del nuevo restaurante del barrio. Hoy son habitués.
El proyecto se organiza en dos propuestas: en planta baja funciona una cafetería (con el mismo nombre) abierta todos los días, con café de especialidad, pastelería propia y platos simples.

El primer piso (accesible por ascensor) es el restaurante, con dos salones, una gran barra que recibe a los visitantes, cristalería y vajilla impecable y un servicio entrenado en todos los detalles (basta un ejemplo: se nos cayó una servilleta y en menos de un segundo ya había una camarera recogiéndola del piso y entregando una limpia, pinzas mediante. Poco visto en Buenos Aires).
“En el origen queríamos hacer una tienda de lujo con algo gastronómico arriba. Pero cuando vimos el potencial real del espacio decidimos ir por un concepto gastronómico completo. Por nuestra historia familiar viajamos y vivimos en muchos países, y siempre disfrutamos de comer en restaurantes de todo tipo. Queríamos un lugar lindo, cómodo, con la mejor cristalería, pero con comida que se entienda. Platos que comiste en otros lugares, pero hechos lo mejor posible, con técnica y producto”, cuenta el empresario.

Qué comer en Presencia
La cocina está a cargo de Rodrigo Da Costa, un chef con experiencia que propone una carta acotada, precisa y respetuosa del producto. Se divide en platos para compartir, grandes platos, proteínas, clásicos, guarniciones, salsas, tapas y postres.
¿Qué probamos? El tartar de atún que sale con frutillas frescas y deshidratadas, colinabo y creme fraiche, gochujang, perlas de pepino encurtido y vinagreta oriental. Riquísmo, muy equilibrado, fresco, ácido.
Los mejillones glaseados con papas noisette, panceta y perejil, deliciosos. Los espárragos en tempura con salsa holandesa de uva verde y caviar llegaron algo fríos a la mesa y en el camino se perdió la cosa crocante de la masa, una pena.
De principales, la merluza negra con puré de pastinaca, pack choi glaseado y trigo sarraceno, con beurre blanc y caviar (8 g de Black River Caviar Imperial) estaba impecable. También probamos el Magret de pato, con remolachas, arándanos confitados, su demi glace de frambuesa y chía, en su punto justo y muy buena combinación de frutos rojos que compensaban la grasa natural de la carne.
De postre, el Babá al cassis (un bizcocho embebido en almíbar de licor de cassis y jazmín con crema de haba tonka) y el helado de aceite de oliva, ralladura de lima y caviar, deliciosos.
La carta ofrece otras posibilidades: carne (el famoso tournedó de lomo o el centro de ojo de bife), pastas como spaghetti allá chitarra o el raviolón verde, pulpo y más. El pollo orgánico se cocina durante nueve horas a baja temperatura, se dora para lograr piel crocante y se sirve con una demi-glace de dos días de cocción. Es, como dice Nicolás, “pollo con puré, pero el mejor posible”. Habrá que volver.
Hay una nutrida carta de vinos y una buena propuesta de tragos con bebidas elaboradas en la casa.

Servicio que busca ser un hito
El servicio merece mención aparte. “Para mí la sobremesa es sagrada. No apuramos a la gente, les damos tiempo para disfrutar de la cena. Por eso no servimos más de cien cubiertos por noche”, dice Nicolás.
El equipo es joven, capacitado desde antes de la apertura. “Soy exigente, pero ofrezco mucho. Tenemos clases de inglés, psicóloga para quien la necesite, la ropa la lavamos nosotros. Quiero que acá puedan crecer”.
Un dato importante: Eliel Buttice, sous chef de Presencia, ganó en octubre la ronda nacional del Bocuse d’Or Argentina (algo así como el Mundial de la alta gastronomía) y representará al país en la Selección Américas de julio 2026. De esta manera podría llegar a la gran final de Lyon en enero 2027.
Presencia quiere dar más que la experiencia, quiere ser un hito. “Recoleta tiene que volver a ser el barrio que supo ser”, dice Nicolás. Tanto, que sueña con ocuparse de volver a iluminar la cúpula de la Nunciatura; un gesto hacia la comunidad.
En esa mezcla de memoria, cuidado y presente, Presencia aporta un brillo genuino. No nostalgia, sino renovación. Un modo de volver a celebrar la mesa como antes, pero ahora.

GPS
Presencia Restaurant
Montevideo 1789 – Recoleta, CABA. Tel.: 11 2310 0021.
Lunes a sábados, de 12 a 15:30 y 19:30 a 00.
Reservas: presencia.meitre.com IG: @presenciarestaurant
