Alta Yarí supone la apuesta más reciente y novedosa, tanto para sus vinos varietales como Gran Reserva, en Gualtallary. Elaborados con uvas de un viñedo ubicado en el extremo oeste de esta Indicación Geográfica, estas etiquetas nacen entre las cañadas de las Sierras del Jaboncillo y sobre el plató que las corona, entre los 1350 y los 1600 metros sobre el nivel del mar. 

Para hacerse una idea, las hileras estiran sus zarcillos entre una región fresca y una helada, ya que transitan el límite de crecimiento para la vid en Mendoza, en el punto bisagra de las posibilidades para la uva. “Es un lugar con una energía muy particular”, describe Juan Bruzzone, enólogo de Alta Yarí.

Alta YaríEs en ese rincón extremo, sobre suelos tan variables como específicos –hay desde ríos secos a depósitos de gravas con carbonatos de calcio en abundancia– donde la finca que da origen a Alta Yarí se abre como los dedos de la mano entre las cerrilladas. En esas variaciones tan drásticas es donde obtiene el perfil estos vinos.

Bruzzone amplía: “Esta finca es muy potente, porque además de la diferencia de alturas y suelos, suma las exposiciones que generan las laderas de la sierra”. En ese mosaico de variados climas consigue madurar desde Cabernet Sauvignon en la parte baja hasta un Chardonnay en el extremo más alto.

La finca se comenzó a plantar en 2007 y hoy alcanza unas 250 hectáreas. Está cubierta en un 4/5 con Malbec, entre las futuras fracciones de Gualtallary conocidas como Las Tunas y Monasterio. “Tenemos zonas con arena profunda, donde plantamos Torrontés, por ejemplo, a 1580 metros, en la ceja de los cerros; pero también pequeñas parcelas con texturas muy interesantes, en torno a las Lomas del Jaboncillo, con matices de arena, limo y depósitos calcáreos”, describe Bruzzone.

Con todo, la altitud es el secreto de esta finca: “Entre la parte baja y alta tenemos diferencias de entre 15 y 20 días sólo en Malbec”, define. En los 15 años que llevan desde que comenzó la plantación, “hicimos mucho estudio para entender cómo hacer el manejo. Acá no hay nada escrito y estamos en pleno entendimiento”.

Alta YaríLos vinos de Alta Yarí

Se elaboran en una bodega en Vistalba a pequeña escala y la línea se compone de estas etiquetas:

ALTA YARÍ Chardonnay Reserva 2020

Es un lindo ejemplar de altura, verde, manzana y restrictivo, con trazo de hierba suave. Cremoso y de tensión elevada, pero con cuerpo, volumen y frescura lograda.

ALTA YARÍ Gran Torrontés 2020

Pasó un ⅓ en barrica y es el vino exótico y, por ello, atractivo de la línea. Recuerda a nuez moscada, hierbas, albahaca y flores. Pizca de flan y trazo claramente cítrico sobre un fondo de barrica. Boca amplia y tersa, cremoso y con un final sabroso.

ALTA YARÍ Malbec Reserva 2019

Con un 50% en barrica, ofrece fruta nítida, ciruela fresca y granadina, trazo de violeta, algo sanguíneo, tomillo. Intenso. Taninos nuevos, jugoso, amplio y a la vez de frescura gloriosa.

ALTA YARÍ Cabernet Sauvignon Reserva 2019

Mitad criado en barricas, recuerda a cassis y pizca de morrón, apenas herbal y de perfil ligeramente maduro. Jugoso y con expresión franca, los taninos apenas reactivos le confieren un paladar con grip.

alta YaríALTA YARÍ Gran Malbec 2018

Proviene de una parcela específica calcárea y se cría 16 meses en barrica. Recuerda a ciruela fresca, violeta con una pizca herbal y ciertamente algo austero. Ceñido y con expresión apretada, deja una línea de tiza sobre el paso jugoso y de frescura elevada.

ALTA YARÍ Gran Corte 2018

Combina 60% de Cabernet Franc, 35% de Malbec y 5% de Cabernet Sauvignon, con 16 mese se barrica. Propone aromas de fruta negra, pizca de pimiento verde y ciruela madura, olivas, menta y hierbas. Volumen, textura fina y ligero grip, ceñido. Un tinto de potencia y energía.