Las ventas de vino en el mundo venían pisteando como unas campeonas hasta que un impensado escollo complicó el escenario global y local: el faltante de botellas de vino. Así de simple y así de complejo. Porque a pesar de lo que reza el dicho, soplar y hacer botellas no es nada fácil.
Desde Napa Valley a Burdeos, desde Australia a Chile, la crisis del vidrio amenaza con dejar sin envase a la bebida que tanto queremos. Y es que, aún cuando es reciclable, aún cuando es un material antiquísimo y aún cuando parece estar en todos lados, el vidrio para botellas escasea en el mundo y complica, además del envasado de vino, el de otros productos como aceite de oliva y conservas.
Faltante de botellas de vino: doble rol
Detrás de esta situación parece haber un único responsable y damnificado a la vez: el consumidor, que ahora puede ver menguar las botellas sobre la mesa.
Es que ese mismo consumidor, al pasarse un año guardado en su casa a causa de la pandemia, aumentó el consumo de vino. Solo en la Argentina lo hizo a razón de tres litros per cápita, por poner un ejemplo. Y una oferta tan fina como la producción de botellas no alcanza a responder a semejante demanda.
El diario Washington Post abordó este asunto en abril de este año. Decía que la pandemia había trastocado el negocio entre países de tal forma que había faltante de vidrio. El título era de lo más elocuente: “Si tu vino favorito está en falta, échale la culpa a la pandemia”.
En ese artículo, además del aumento del consumo, el Post señalaba que la falta de contenedores en los que transportarlas –debido al irregular movimiento comercial causado por el virus– era uno de los puntos centrales del asunto.
Estamos en el horno
En medio de esa irregular escasez, en Argentina un incendio complicó aún más el escenario. Sucedió el 19 de septiembre pasado, cuando uno de los hornos de Veralia –produce el 35% de las botellas, mientras que Catorini, su competencia, el 60%, y el resto, cristaleras de Rosario– secó aún más una plaza en la que ya no había margen de error.
Desde la compañía, según trascendidos en la prensa, se asegura que en tres meses estará todo liso como el vidrio y eso mejorará la situación del faltante de botellas de vino.
El problema es que de acá a enero hay que embotellar todo lo que hay que despachar de las bodegas de cara a la vendimia 2022 y no hay botellas para hacerlo. Además, algunas bodegas con vinos de alta rotación empiezan a frenar algunos despachos de vino.
Con los stocks en negativo, la desesperación de los productores por conseguir un pallet de botellas ha puesto al rojo vivo el mercado de reventa. Tanto que incluso circulan varios memes en redes sociales, como este:
La pandemia que nos parió
En Argentina se producen anualmente unos 800 millones de botellas. Con una caída regular del consumo, como venía la cosa hasta el COVID, el mercado de botellas de vino estaba justo, pero con margen.
Pero en un año de chupi parejo en el hogar, aquí y en todo el mundo, el stock de botellas se achicó. Y ahora, en 2021, la crisis amenaza con trasladarse a los precios.
En ese marco, Bodegas de Argentina realizó un planteo al gobierno para poder importar botellas con algún arancel diferenciado. Pero si en Chile no hay botellas, por ejemplo, comprarlas en China según las estimaciones privadas implicaría traer unos 1.500 contenedores para salvar el faltante. No sería muy grave, si se considera que los buques más grandes llevan hasta 24.000. El punto son los tiempos logísticos de la operación.
Entretanto, en la industria del vino no se habla de otra cosa. Sobre todo entre los productores de espumosos, que tienen que embotellar para las fiestas. El dato álgido es que Veralia produce el 95% de esas botellas.
Mientras tanto, el mundo clama por vidrio. O por envases alternativos. Es el momento ideal para ver crecer el Bag in Box y las latas, por ejemplo. El asunto es que la capacidad de reacción parece no tener sus músculos activos de parte de la industria.
Es por eso que podría haber faltante de botellas de vino cotidiano por escasez o, restyling hacia botellas más pesadas, de las que hay algún margen de maniobra. En todo caso, los precios reflejarán el cambio.