Descripción
En 1997 Trapiche lanzó un vino que llegaría a ser ícono de la casa: se llamaba Iscay –dos, en Quechua- y el truco se trataba de un blend de Malbec y Merlot elaborado por dos enólogos, cada uno especialista en una variedad. Retomando esa idea, Trapiche relanza la línea de la mano de este corte, cuyos protagonistas son Daniel Pi, enólogo de la casa, y el californiano Joey Tensley especialista en Syrah. De buen caudal aromático despliega notas frutales y herbales con trazos terrosos y de cuero. Al paladar entra envolvente, con acidez jugosa y paso apenas marcado por unos taninos moderados que aportan carácter. Rico y de boca sabrosa, es el típico vino que tiene todo para mostrar y lo muestra sin timidez.
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