Descripción
El fenómeno de los vinos dulces es bastante complejo. Mientras que muchos los subestiman, estos vinos, ideales para postres o quesos madurados, cuando logran una expresión equilibrada son verdaderas obras de arte. La cuestión radica en el equilibrio entre el azúcar y la acidez. Demasiado dulzor y poca acidez puede empalagar, pero si la ecuación es perfecta cada sorbo puede ser inolvidable. Por suerte con este vino sucede lo último. La clave es el origen de las uvas, un viñedo de 1997 ubicado a 1235 metros de altura en Tupungato. Aquí los frutos logran una madurez exacta con buena concentración de ácidos que en el paladar se traducen en frescura. Es de color amarillo dorado con reflejos al tono y de fluir lento. En nariz es muy expresivo con aromas cítricos, tropicales, florales y especiados. Entre las frutas se destacan el maracuyá, duraznos y damascos maduros, cáscara de naranja y miel. Aborda el paladar con buen volumen y textura untuosa, balanceado, de sabores francos y final largo. Ideal para tablas de quesos madurados, higos y frutos secos o tartas dulces de frutos como una Tatin.
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