Descripción
Una de las metas que se propuso el vino argentino en la década de 2000 fue posicionar al Torrontés como una variedad premium. Para ello había que hacerlo crecer en estilo y precio. Y el primer ejemplar en ese sentido fue Gran Linaje 2009. La vendimia 2012 sería un ejemplo perfecto de cómo se consigue hacer un blanco moderno con una variedad tradicional. Amarillo pálido a la vista, ofrece aromas de rosas y jazmines, junto a hierbas frescas y trazos exóticos que recuerdan al raro fruto chino lychee. Al paladar resulta un vino voluminoso –atípico en la variedad- con paso amplio y de frescura moderada. El combo funciona bien y es un rico vino para una picada. Un estilo de Torrontés en donde la sensación de boca también es importante.
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