Descripción
El tiempo alimenta las mejores historias de la bodegas, como sucede con este Merlot nacido casi por casualidad. Walter Bressia cuenta que un día de 2016 mientras cataba vinos en su bodega junto a su hijo se topó con unas barricas olvidadas. Un sorbo bastaría para que en pocos días el destino del vino fuera la botella. La clave sin dudas está en los cuatro años que el vino pasó en contacto con el roble hasta aligerar su carácter y dar lugar una textura sedosa y delicada. Mientras que 2 años en botellas dieron vida a una aromática compleja con tonos de frutos negros maduros, flores secas, especias y tierra húmeda. Un tinto que no tardará en convertirse en un hito entre los Merlot argentinos aunque hay un 15% de Cabernet Franc.
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