Descripción
Los vinos rosados argentinos entraron en una nueva etapa: pasaron de ser tintos livianos y dulces a comienzos de la década pasada a vinos más refinados, color piel de cebolla y bien secos. Amalaya es un caso perfecto de esta nueva movida. De aromática fresca, combina frutas roja con dejos cítricos y florales, atractivos e incitantes. En boca es seco, sabroso y de excelente frescura. Apto para todo tipo de paladar –excepto los amantes de los dulces- puede ser un aperitivo ideal cualquier tarde de verano.
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