De las uvas que se implantaron en el último medio siglo destinadas a aportar una pizca de sabor a los vinos tintos, el Petit Verdot ha alcanzado un punto de inflexión en el que los productores se deciden a embotellarlo debido a su singularidad: un poco mentolada, otro poco frutada, pero siempre jugosa y de taninos estructurados, supone un extremo gustativo.

Oriunda de Burdeos, esta variedad se usó siempre como variante de corte. En esos años en que las cosechas calientes en la región aplastaban la gracia del Cabernet Sauvignon, el Petit Verdot, siempre tardío y siempre refrescante en sus aromas, sumaba esa dosis de magia que perdían los vinos de Burdeos. 

Así llegó a la Argentina a comienzos de los 90 y desde entonces, en un clima más caliente y con mayor radiación, fue encontrando un camino propio.

Mejores Petit Verdot argentinos

En el mercado hay una treintena de Petit Verdot. Probamos algunos de los más encumbrados para nuestro Informe de Tintos y los listamos a continuación. 

Con una advertencia: no es un vino para cualquier paladar, pero sí uno que vale la pena probar. Están los que se enamoran de él para siempre, y los que se bajan del tren también definitivamente. Los mejores Petit Verdot argentinos son: