El lado B de los Valles Calchaquíes: hay vida más allá del Torrontés

Entre Catamarca, Tucumán y Salta, el Valle Calchaquí ofrece algunos tintos que la rompen. En estos recomendados, descubrí el lado B del NOA.

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Para un bebedor de vinos el Valle Calchaquí es una fiestas, ya que pocos lugares en el mundo ofrecen tanta identidad de sabores y tanta condición extrema. El asunto con el valle es que todos los bebedores se quedan en lo básico: Torrontés y Cafayate.

Pero hay vida más allá de lo obvio. Y es justamente donde el Valle Calchaquí, que atraviesa Catamarca, Tucumán y Salta, tiene mucho para ofrecer. Solo por mencionar dos casos, entre los vinos más emblemáticos de la región están unos Cabernet Sauvignon personalísimos y unos Tannat de estructura y taninos delicados, que despeinan el paladar de cualquiera.

Un solo dato da cuenta del fenómeno de distinción: el valle representa el 3,5% de los viñedos argentinos, pero en conjunto exporta por cerca del 5% en divisas. Valor es la clave. ¿La razón? Plantados entre 1700 y 3100 metros de altura, los viñedos del valle Calchaquí ofrecen todos los rangos posibles de temperaturas –de calientes a heladas– que pueden dar buenas uvas.

¿Por qué algunos vinos de los Valles Calchaquíes huelen a morrón asado?

El embrujo del Valle Calchaquí
Además del paisaje –un valle amplio y a la vez desértico y lunar de a ratos– la escasez de agua configura una serie de oasis pequeños, más como pecas casi invisibles en los mapas. Lugares de sonoros nombres, como Luracatao, Pucará, Hualfín, Cachi o Tolombón hoy se suman al rosario de pueblos que enhebra los ríos Calchaquí y Santa María que recorren el valle en sentido opuesto. Allí donde confluyen los causes está Cafayate, cuyo nombre en diaguita es, precisamente, “cajón de agua”.
Valle Calchaquí Aquí y allá, los cardones decoran la visión como pequeñas figuras a lomo de los cerros, donde las jarillas se mueven como penachos al viento del desierto. Y entre toda esa inhospitabilidad de espinas, los alfalfares en terrazas y la geografía simétrica del viñedo es una maravilla que atrapa la vista.

Llega un nuevo estándar para los vinos del NOA

Algo de todo ese carácter huraño y hermosísimo, luminoso y mineral, llega a los vinos del valle. Como frutas maduras en algunos aromas, pero también como especias picantes –el pimentón y el ají son descriptores típicos de los tintos–, junto con una nota que es tan típica del Cabernet Sauvignon calchaquí: el pimiento en algunos casos, el morrón asado en otros. De modo que cuando uno los huele en una copa y, a la vez, admira el color profundo opaco de los vinos, no caben dudas que se trata de un caso del Valle Calchaquí.

Los productores
En el valle hay bodegas históricas, como Etchart, Vasija Secreta, Domingo Hermanos y La Rosa, luego devenida El Esteco, o Finca El Recreo hoy Quara. Todas con grandes vinos clásicos y modernos. También bodegas de escala y perfil moderno, como Colomé, Amalaya y Piattelli Vineyard. Pero también hay productores pequeños haciendo vinos casi secretos, que despiertan la admiración de los paladares especializados y rasantes. En eso, casas como San Pedro de Yacochuya, Tacuil, Arca Yaco, El Porvenir, Dal Borgo y Adentro, Lanús Wines y Valle Arriba, por mencionar solo algunas.

Ahora bien, puestos a descubrir el lado B del Valle Calchaquí, además de lso productores de renombre hay una movida de pequeños vinos que conviene descubrir. Algunos de los más representativos, son:

1700 m.s.a.l. Malbec 2014 (90pts, $450). Con enología de José Luis Mounier,  Viñas en Flor es un nuevo proyecto de Cafayate pronto a inaugurar con un hotel de lujo y bodega de última generación. Plantado en 2011, cuentan con un imponente viñedo sobre la mítica ruta 40 a pocos kilómetros de Cafayate. Su Malbec más accesible atrapa por su clara expresión de altura, con trazos herbales y especiados en primer plano, y frutos negros confitados de fondo. En boca es brioso y jugoso con final largo y buen carácter.

Almandino Malbec 2017 (90pts, $380). Bodega Dal Borgo es un proyecto familiar de Animaná, paraje vecino a Cafayate, que hoy tiene al joven Mariano Quiroga Adamo a cargo de sus vinos. Entre su etiquetas se destaca este Malbec joven y fresco de color profundo con tintes violáceos que despliega tonos de fruta negra madura, especias dulces y dejos ahumados. En boca es amplio, sabroso y de buen cuerpo, con final largo. Un tinto que gustará a los fundamentalistas de los vinos de altura.
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Familia Isasmendi Malbec 2014 (94pts, $s/d). Bodega Isasmendi es un de los secretos mejor guardados del Valle Calchaquí. Emplazada por encima de los 2400 metros de altura en Cachi, en el extremo norte del valle, esta pequeña bodega dirigida por Jean Paul Bonnal elabora un gama de vinos que combina elegancia y carácter vallisto con una precisión poco común. Este es el tope de gama de la casa y se presenta complejo con definido carácter varietal de ciruelas maduras, moras y violetas pero también con el perfil de especias y hierbas que imprime el terroir del Valle Calchaquí. En boca es amplio, jugoso y envolvente, fluye aterciopelado pero sin perder vigor. Un gran vino para guardar en la cava.

Miraluna Malbec 2016 (91pts, $330). Los vinos de esta bodega son elaborados con uvas de Cachi donde el proyecto nació como una propuesta enoturística con viñedos propios. Violáceo profundo, es brillante con tonos especiados y frutos negros maduros. En boca resulta jugoso y sorprende con una acidez sostenida que llega a refrescar aunque hay que destacar su buena estructura con taninos de textura amable y firmes. Un tinto largo y muy cautivante, principalmente por su relación precio calidad.

Imaginate la Dulce Sensación que da el Vino Malbec 2018 (91pts, $580). Arca Yaco es el nombre de la bodega que Matías Etchart dirige en la Quebrada de San Lucas, un alto maravillosos de los Valles Calchaquíes a 2100 metros de altura. Este nuevo vino es un spin off que se suma a Amar & Vivir etiqueta con la que descubrimos a este productor. Resulta franco de expresión frutal con trazos herbales y especiados bien integrados junto a tonos florales. En boca es un Malbec sedoso y amable, fácil de beber, con  rica estructura y sabor.

Vallisto Extremo Criolla 2018 (92pts, $380). Pancho Lavaque está empeñado en rescatar pequeños y antiguos viñedos del Valle Calchaquí. Esta fijación le permitió encontrar un viejo parral de Criolla en Hualfín con el que elabora este varietal que que parece más bien un Pinot Noir, con una elegancia singular para esta uva en plena resurrección. Es muy frutado con tonos de cerezas y frutillas mientras que en boca es ligero y refrescante. Un vino que ya se convirtió de culto.

Estancia Los Cardones Garnacha 2016 (92pts, $570). Apasionados por los vinos del Ródano, Fernando Saavedra y Alejandro Sejanovich se animaron a plantar Garnacha en Tolombón. De este modo nació este novedoso tinto de color ligero, frescura elevada y buen carácter. Un vino original y sabroso que abrió el juego a una nueva categoría del Valle Calchaquí. Frutal, con aromas de Candy bar y dejos balsámicos, en paladar fluye tenso y amplio.

Sunal Ilógico Malbec 2016 (93pts, $500). Elaborado por Agustín Lanús, este tinto combina diferentes viñedos entre las localidades de Pucará, Hualfín, Amaicha y Luracatao, todos terroir de la altura del Valle Calcaquí. El resultado es un tinto con un componente herbal notable, que recuerda a los escobajos, además de frutas y especias. Al paladar es jugoso, de acidez elevada y paladar lleno de sabor. Vino de decibeles altos, para amantes de las emociones fuertes.

Laborum de Parcela Alto Los Cuises Malbec 2018 (92pts, $750). La nueva línea de vinos de El Porvenir de Cafayate explora los suelos de las diferentes fincas que la bodega posee en torno a Cafayate. Alto Los Cuises es un viñedo plantado en vaso –sin alambrado– y ubicado hacia la zona oeste del valle sobre suelos rocosos. Criado en barricas de 500 litros, el vino logra un carácter varietal muy puro con caudal frutal y floral profundo de tonos especiados. En boca es un vino que fluye sutil y da un paso inédito hacía la elegancia para los tintos calchaquíes.

Valle Arriba El Seclanteño Tannat 2017 (93pts, $1700). Raúl “Yeye” Dávalos recorre a diario el Valle Calchaquí como consultor enológico de pequeños proyectos. Este recorrido por los parajes más inhóspitos le permitió descubrir viñedos que son verdaderos tesoros en medio de las montañas. Para compartir sus hallazgos elabora pequeñas partidas de vinos con este Tannat proveniente de Seclantás donde las vides crecen sobre suelos rocosos con buen contenido calcáreo a 2200 metros de altura. Es un tinto inolvidable de perfil rústico, caudaloso y recargado de sabor frutal con contrapunto balsámico y final jugoso. Un botella que sorprende aún a los más expertos.

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